Wednesday 1 October 2014

4. Identidad y crisis

Es muy impresionante cuán complejo es el tema de la identidad. ¿Quiénes somos? ¿Quién soy? ¿Cómo me defino ? ¿Cómo lo sé?

Nombre, edad, de dónde vengo, mi trabajo. Para algunos, podría incluso incluir qué auto tengo o qué zapatos me pongo.

Pero cualquier descripción suele quedarse corta al intentar definir la identidad. La identidad es más bien como un espacio, una geometría. En este sentido, no sólo nos define por el espacio que ocupamos, sino también por los límites de ese espacio y, más aún, la historia del espacio y sus límites. Es un grupo de sís y nos (positivos y negativos, femenino y masculino, creación y castración).
Lo-que-soy no puede ser escrito en un libreto. Sólo se descubre a través de la exploración de la vida; la exploración de lo que  yo-soy y lo que yo-no-soy. Nos podríamos describir como "soy inteligente", pero si añadimos "no soy intelectual", tenemos un entendimiento mucho más profundo, una imagen más clara de cuál es el espacio que ocupamos.

El descubrimiento de nosotros mismos implicará la exploración de lo negativo, el espacio que no ocupamos o que creemos no ocupar. Muchas veces esto ocurre a través de espejos ("vemos" en los otros lo que "no vemos" en nosotros mismos), pero también poniendo a prueba nuestros límites. Esta exploración sólo ocurrirá realmente en los momentos de tomar decisiones y de llevar las cosas a la acción, los momentos que usamos nuestro poder (ver la jerarquía de los valores).
La exploración de lo positivo, lo que somos, sucede a través de los deseos realizados. A través de nuestras acciones y nuestra transformación de miedo en poder. Con estos dos elementos construímos un relato y pintamos una imagen de nosotros mismos.

En crisis, sin embargo, cuestionamos nuestro propio mapa y nos sentimos forzados a revisar su historia. Nos encontramos preguntando quiénes somos en realidad y tratamos de entender si la imagen que teníamos en nuestra mente es real y de dónde viene.
Una crisis va a suceder cada vez que nuestros hábitos cambian, por influencias internas o externas. Cuando los hábitos cambian, inevitablemente, tendremos que tomar nuevas decisiones y, por lo tanto, tenemos que volver a poner a prueba nuestros límites y a re-definir el espacio que ocupamos. En cada crisis, tenemos que redescubrir nuestro poder.

Las crisis son momentos de redescubrimiento de nuestra propia identidad.

A nivel colectivo, este proceso se vive de la misma manera . Todos podemos reconocer que toda crisis económica es seguida casi inmediatamente por una crisis de identidad (una crisis de identidad nacional, me refiero). Con la crisis económica de 2002 en Argentina y en el 2008 en el mundo, casi todos los países entraron en el ejercicio de revisar quiénes eran  (y son, ya que aún no ha terminado). Tradiciones, banderas y una oleada de sentimiento nacionalista apareció por todas partes. Pero también las exploraciones de los "nos":  lo-que-no-somos, el rechazo de la inmigración, el separatismo regional, y la desconfianza de todo lo extranjero. Cada vez que vemos en la television una publicidad con una bandera o explotando algún tipo de código nacional, deberíamos pensar "oh oh, tenemos un problema".

Las crisis son momentos de cambio, que a su vez disparan nuestros miedos y podemos sentir la tentación de volver atrás en vez de ir hacia delante y apegarnos a nuestra vieja visión de la "madre" patria, y nuestra vieja manera de hacer las cosas, que será - casi inevitablemente - obsoleta.

La organización del mundo en naciones, es muy reciente en términos históricos y evoluciona con rapidez, también. La identidad nacional (a través de rituales culturales) establece lo familiar, la confianza y por lo tanto permite la colaboración. Sus fronteras son las fronteras de nuestros miedos, cuanto más grande sean nuestros miedos, más las paredes tomarán una forma física. En el interior me siento seguro, me siento en casa. Todo exterior merece un nivel de desconfianza .

He trabajado durante muchos años en muchos países diferentes. Soy una extranjera. Tuve que aprender muchos idiomas. Pero si me encontraba con alguien con quien podía hablar en español, inmediatamente cambiaríamos de idioma como algo muy natural. Más de una vez, sin embargo, he recibido quejas de mis colegas por esto.

En el Reino Unido (esta conversación ocurrió en inglés):
- No entiendo qué es lo que te molesta . Es una conversación privada , ¿Por qué tenemos que hablar en Inglés - quise investigar.
- Es que me gusta escuchar tu conversación y no puedo entender lo que están diciendo, podrías estar hablando mal de mí. - Fue la respuesta, para mi sorpresa .

En Italia, una colaga dijo (esta conversación ocurrió en italiano) :
- Si estás en este país, tenés que hablar en italiano siempre.
y le pregunté
¿Qué harías si vivieras en otro país y te encontraras con otro italiano? De verdad.
- Hablaría italiano - fue la respuesta obvia, como saben todos los países que recibieron inmigrantes italianos.

El auge de UKIP en el Reino Unido, la extrema derecha en Francia, los movimientos separatistas , etc están expresando (y explotando) estos temores, formando un falso populismo, llamado populismo de derecha. Los partidos políticos de la derecha están más cerca del pensamiento masculino y, por lo tanto, más cerca de lo-que-no-somos, los límites y los "nos", y son quienes lideran este lado del debate y van capturando votos en el camino. Mientras la izquierda se aleja de la exploración de la identidad nacional a partir de lo positivo, ya que lo descartan como algo absurdo o inferior (por cuestiones históricas y las heridas que esta exploración abrió durante las dos guerras mundiales que transformaron imperios en naciones). Pero lo cierto es que la exploración de lo positivo es un proceso más complejo, más intuitivo que consciente. Sería la exploración de nuestro deseo. Lo que queremos ser. Pero en mi opinión , eso es lo que deberían estar haciendo en lugar de tratar de "copiar y pegar" políticas que no son las suyas.

Aunque la posición de la mayoría de los periódicos diría lo contrario, y Francia está "shockeada" por el avance de la extrema derecha,  me atrevo a decir que, en algún nivel, es un ejercicio sano. En la apertura al mundo, podemos fácilmente perdernos en la adaptación. Como inmigrante, no encuentro las políticas de estos partidos particularme positivas. Pero el hecho de que se están articulando estos temores, inevitablemente contribuirá a resolverlos mejor. Sería mucho peor - en mi opinión - negar su existencia, ya que implicaría una desconexión completa de la población y la clase política. Todos los debates sobre la identidad nacional valen la pena, aunque sean torpes, y aunque toquen lo políticamente incorrecto. Es mejor que todas las voces hablen y todas las tensiones se muestren. Aún cuando muchos intelectuales y políticos preferirían que no existiera el sentimiento nacional, existe: se basan en el presunto de que la gente está individualizada pero simplemente no creo que hayamos resuelto la separación con nuestra madre / madre patria aún. Son apegos que existen y no pueden ser disueltos por ensayos teóricos ni por ley sino que son resueltos por las personas que las sustentan. Cataluña , Escocia , la Unión Europea, lo que significa ser argentino, alemán, árabe o italiano. Prefiero que la gente explore estos temas, desde lo negativo y aún más importante, desde el ángulo faltante: lo positivo.

El "shock", " terremoto ", como fue descrito - que Francia o Reino Unido podrían estar pasando por estos días después de la victoria del UKIP y la extrema derecha en las elecciones europeas no es tanto debido a que estos países se están dando cuenta de que tienen tendencias de derecha... es el darse cuenta de que tienen miedo. "La Francia racional, con miedo? " "El poderoso Reino Unido, miedo?". Todos tenemos miedo en momentos de crisis. No es tan sorprendente... no?

AB

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